Moraleda, hoy (de mi diario)

He asistido esta mañana al bastante multitudinario desayuno con el portavoz Fernando Moraleda. He echado de menos a periodistas de según qué medios, aunque los de otros estaban sobrerrepresentados. Y estaba el siniestro antecesor Barroso (ya se sabe que no es mi favorito precisamente; intentó dejar en la calle a la veintena de personas que hacen neustro periódico y, de paso, a todos los demás que hacen periódicos digitales). Moraleda es mucho mejor persona, mucho menos maniobrero y bastante menos hábil.

Me dolió el tono de su discurso, dividido entre la nueva comunicación (estupenda, claro) y la vieja (pésima, desde luego, como corresponde a todo lo que hacía el PP). Maniqueísmo a tope, análisis superficial, verdades que no son tan verdaderas.

Por ejemplo, dijo, eran las diez de la mañana, que la decisión sobre el futuro penitenciario de De Juasna aún no estaba tomada. A las once menos cuarto, el etarra estaba saliendo de prisión rumbo al País Vasco.

Así no puede haber credibilidad. Y eso que, ya digo, bastante mejor que el terrorífico Barroso, causante de tantos desaguisados (¿qué habrá visto ZP en este personaje para tenerlo como asexor áulico?) ya es Moraleda. Otra cosa es que el día no acompañase, claro: con lo de Enel en el recuerdo y el follón de De Juana, que a tanta gente tiene cabreada (aunque yo llegue a entenderlo), mal trago para cualquier portavoz. Bueno, hay que decir que Moraleda salvó el tramo con cierta dignidad, aunque ya digo. Mal día, en suma, para el nivel del estado de cabreo nacional.

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